INTERNET
El uso de Internet para el estudio es
difícil de controlar. La realidad es que los niños asocian más la red con
el juego o con hablar con sus amigos que con el estudio. Aunque cada vez
está más instaurado su uso en clase, y también para el estudio en casa. Pero si
no se utiliza de forma adecuada en el hogar se pierde su control y el niño
se puede pasar horas ante el ordenador sin que sepamos bien si está estudiando
o no.
Lo realmente positivo es que el hecho de
que las tecnologías les resulten tan cercanas a los alumnos es muy bueno
para motivarles al aprendizaje, bien usado. Los especialistas insisten en la
importancia de encauzar este tema de forma adecuada desde el principio,
desde que son pequeños, porque, si se deja, a los 13 años será más difícil (en
muchos casos, será ya imposible) llegar a un acuerdo con ellos sobre las pautas
para el uso de las tecnologías en casa, sobre todo en el tiempo que deben
dedicar al estudio.
Para los alumnos de hoy en día las
tecnologías son como una extensión de sus sentidos. No conciben un mundo
sin ellas y las han aprendido sin querer, de forma automática, las usan como
un adulto conduce un coche porque ya sabe hacerlo, no es consciente de lo que
hace. Muchos padres actuales ya forman parte de las generaciones que
crecieron con el mundo de la tecnología, pero quizás no tantos han nacido ya
cuando casi todo el mundo lleva un móvil (y mucha gente, una tableta) encima.
Sus hijos sí. Este mundo ha cambiado y no nos quepa duda de que seguirá
cambiando de forma permanente a una velocidad de vértigo. De ahí la importancia
de establecer pautas y límites.
La rapidez y la interactividad son los
valores más atrayentes para los niños y jóvenes. Por eso hay que animarles a que usen las
bondades de Internet para buscar información que les permita complementar sus
trabajos, mejorarlos, o para despertar su curiosidad sobre lugares o
actividades que tienen lugar en otras partes del mundo. Y es bueno sentarse con
ellos a mirarlo un rato, de forma periódica, cada ciertos días o los fines de
semana (si no se puede de diario), desde que son pequeños. Que el niño lo vea
como un hábito y que además disfrute de ese rato en el que le prestamos toda
nuestra atención. En cuanto a los aspectos a vigilar, uno de ellos es que al
niño le quede claro que el lenguaje críptico que se usa en los mensajes de los
móviles o de los correos electrónicos no lo puede usar para trabajos escolares
ni lo podrá usar en su futuro laboral para ningún papel que tenga que
escribir ni para escribir un currículo para pedir un empleo. Y, claro está, que
es vital la ortografía.
Otra cuestión son los llamados
robatiempos: videoconsolas, televisión... Los jóvenes están cada vez más
interesados en el mundo que se les abre por Internet (a través de cada vez
más soportes: sus portátiles, tabletas, teléfonos inteligentes...), como el de
los vídeos a través de Youtube o de los videojuegos por la red
(mucho más ya que por sentarse frente al televisor), pero, aparte de éstos
entretenimientos, otros aparatos contribuyen a aumentar el tiempo que dedican
desde bastante pequeños a estos juegos.
Los expertos aconsejan controlar el
tiempo que dedican los niños a estos entretenimientos al menos desde los ocho
años, como decía antes. Conviene acostumbrales a que hay unas pautas
establecidas sobre su uso para que asuman de forma natural la existencia de
límites puestos por los padres. Se suele recomendar a los progenitores que
pongan un tope, un horario límite, para el uso de estos robatiempos, y siempre
tras haber cumplido con el tiempo de estudio. Y advierten que o se
mantienen estrictos con lo pactado o no va servir de nada,ese límite que
habían puesto se romperá para siempre.
También es positivo poner una edad al
acceso y de los niños a las tecnologías. La de poder usar las de las
personas mayores de la familia y también la de tener móvil propio o tableta
propia, por ejemplo. Y conviene decírselo a los hijos para que lo tengan
presente y sepan que esas son las reglas en la casa. Cuando los niños son
pequeños se recomienda que los padres estén presentes cuando usan el móvil o la
tableta. No dejársela para que se la lleve a su cuarto, porque de esa forma se
descontrola su uso.