viernes, 18 de septiembre de 2015

CORRIGIENDO MALOS HÁBITOS DE ESTUDIO

No es un secreto que para ser exitosos debemos ser constantes en la práctica del oficio que realicemos. Esta actividad nos permite mejorar nuestro desempeño obteniendo mejores resultados. Incluso aquellas personas que son consideradas extremadamente inteligentes o de “altas capacidades” tienen hábitos de estudio bien definidos en su vida. Por lo tanto, no existe una sola persona a la que el éxito le llegue sin hacer nada. Hay que esforzarse, siempre.
¿Qué ocurre cuando nuestras notas son bajas? El bajo rendimiento académico es una señal que no debe ignorarse nunca y que puede estar fundamentada en varios factores. Pueden ser problemas de atención, problemas emocionales, falta de comprensión, una enfermedad, baja motivación… En definitiva, múltiples causas.
¿Qué debemos hacer para solucionar esto? Ante esta situación lo más recomendable es actuar. Lo principal es que observemos nuestra rutina, qué cosas debemos mejorar, qué hacemos bien y pedir ayuda a los demás, si la necesitamos. A continuación te expongo algunas cosas que puedes hacer para mejorar esta situación:
  • Hablar: Los problemas más difíciles muchas veces tienen soluciones sencillas. ¿Estás pasando por una situación complicada que no permite que te desenvuelvas de la mejor manera? Coméntaselo a tu familia, amigos o maestros. Tus seres queridos son los mejores mentores en estos casos; siempre te ofrecerán una buena alternativa y el consuelo que necesites.
  • Aprende de alguien que admires: En nuestra vida siempre hay personas a las que consideramos seres extraordinarios, por las cosas que hacen. Músicos, científicos, deportistas, actores o incluso nuestros padres. Estas personas no llegaron a donde están por arte de magia, sino por su constancia y esfuerzo a la hora de alcanzar una meta. Como todos nosotros, pasaron por malos momentos, superándolos y aprendiendo a afrontar esas situaciones.
  • Acostarse y levantarse temprano: ¿Sabes por qué un atleta debe dormir al menos 8 horas diarias? Para proporcionar descanso a su cuerpo y mente. Esta práctica debe tomarse como un hábito regular, todos los días. No obstante, los fines de semana siempre podemos realizar alguna excepción.
  • Elimina las distracciones: ¿Estudias con las redes sociales abiertas o la TV encendida? Aléjate de ellas. Las horas de estudio deben respetarse al igual que las de comer y dormir. Intenta organizar tu tiempo de manera adecuada. De esta forma tendrás tiempo después para ver los dibujos, la televisión o a tu equipo de fútbol favorito.
  • El lugar y el momento apropiado: La habitación en la que estudias debe estar despejada de distracciones, garantizándote la comodidad y concentración que necesitas. No estudies en el autobús, durante el desayuno o en el salón con la televisión encendida. Elige un lugar y una hora, mantén una rutina diaria.
  • Pregunta: Cuando estés estudiando es importante que resuelvas tus dudas porque al resolverlas se afianzan los conocimientos. Cuando no puedas resolver tus dudas, busca a alguien que te ayude a hacerlo. Si no cuentas con nadie en tu cercanía, anótalas para llevárselas a tu maestro el siguiente día de clases o a una persona que pueda ayudarte.
  • Estudia con anticipación: Si tienes un examen prepáralo con tiempo, no la noche anterior. El estudiar a última hora proporciona malos resultados. Por esto, es mejor que planifiques tu tiempo y organices un horario semanal a cumplir.
  • No leas por leer: Muchos creen que simplemente por leer algo y aprenderlo de memoria son más inteligentes, pero no es así. Einstein dijo una vez “Si no lo puedes explicar de una forma sencilla es porque no lo has entendido”. Cuando leas trata de expresar las ideas principales con tus propias palabras. De ese modo sabrás que si realmente estásentendiendo el contenido.
Sin embargo, no todo debe centrarse en estudiar. También es importante el día a día, aprender cómo funciona el mundo y las cosas que nos rodean, estar con nuestra familia, ayudarla, pasar tiempo con los amigos y encontrar actividades de ocio que nos hagan felices. Encontrando un equilibrio entre todas estas cosas, estableciendo un horario, serás un mejor estudiante y te sentirás bien contigo mismo.

Por Aquiles García Y Raquel Graña de Comofuncionaque.com

¿HAY QUE OBLIGAR A LOS NIÑOS A COMER?

NATALIA MARTÍN CANTERO.  EL PAIS
Nadie en su sano juicio volvería a un restaurante en el que el camarero le obligase a comer todo lo que ha pedido, ni a quedarse pegado en la silla hasta acabar, ni escogiera los alimentos, la cantidad e incluso la velocidad a la que el comensal tiene que acabar el plato. Y, sin embargo, para muchos niños, quizás la mayoría, este es el pan de cada día (literalmente) tanto en casa como en el comedor escolar.
En su libro Mi niño no me come, una biblia para padres desesperados, el pediatra Carlos González incluye a modo de epílogo un cuento titulado La carga de la brigada nutricional que sucede en un país imaginario donde una “policía nutricional” obliga a los comensales a acabarse sus raciones, por las buenas o por las malas. El mensaje del libro, según resume el propio González, es este: “No obligue a comer a su hijo. No le obligue jamás, por ningún método, bajo ninguna circunstancia, por ningún motivo”. 


Los comedores escolares son uno de los lugares donde a los niños se les suele obligar a comer. Foto: Comer o no comer
Para aquellos que hayan vivido la tortura de los comedores escolares (con sus ingeniosos métodos para librarse de alimentos, como envolver el filete en la servilleta o incrustar el huevo frito bajo la silla) o la presión de un hogar en el que se sirve para la cena el pescado que se rechazó en la comida, las palabras de González suenan a música celestial. Pero ¿son realistas? O, dicho de otra manera, ¿por qué tantas víctimas de estos atropellos se empeñan en que sus propios retoños, cuando los tienen, dejen el plato niquelado? El 85% de los padres obliga a comer a sus hijos cuando ya han saciado su apetito, de acuerdo con el estudio realizado en la Universidad de California y titulado Sólo tres bocados más.
La respuesta parece estar en la pertenencia en masa al “Club del plato limpio”. Sus socios tienen más riesgo de padecer obesidad años después, como prueban estudios como Consecuencias de pertenecer al club del plato limpio, de la Universidad Cornell de Ithaca. Instar al niño a que coma sólo tres bocados más es contraproducente, recuerda Julio Basulto, nutricionista y autor de Se me hace bola. Basulto, que considera “vejatorio, innecesario y contraproducente” obligar a comer al niño o castigarlo por no comer, recuerda que numerosos estudios, como este otro publicado en la revista  Appetite, prueban que insistir al niño para que coma verduras simplemente no funciona. “No sabemos por qué. La teoría que más me convence es que prohibir es despertar el deseo. Dar buen ejemplo sí se traduce en que el niño coma más saludable”.
Además de dar ejemplo, hay que evitar colocar en la mesa alimentos no saludables. “En algunas casas a la hora de la comida no se bebe agua, sino Coca-Cola. No hay pan integral, sólo blanco. Ni cereales integrales. Hay derivados cárnicos a mansalva. A media tarde toman un postre lácteo en lugar de fruta”, señala Basulto a Verne. “No soy muy partidario de hablar de qué es una dieta sana; prefiero explicar que las cosas que no son comida no deberían estar frecuentemente en su mesa”.
Cuando uno de cada tres niños padece sobrepeso u obesidad, merece la pena replantearse el método tradicional de alimentar a los pequeños, que viene a consistir en que coma, tanto si tiene hambre como si no. Partimos de la base de que todos los animales de este mundo comen lo que necesitan, y de que cada uno elige, además, la dieta adecuada para su especie. Como escribe González, no se encuentra uno, paseando por el campo, bichos muertos porque nadie les dijo que tenían que comer.
Podemos comenzar por cuestiones como estas:
¿Cuánto hay que llenarle el plato al niño?
“No hay una noción”, dice Basulto, padre de tres hijas. “Si deja algo, es que le has puesto mucho y al día siguiente lo reduces. Lo que se ha dejado se lo retiras y tan amigos. Los cálculos que se hacen sobre cuántas calorías necesita comer un niño tienen una desviación estándar muy grande. Tu hija puede necesitar la mitad de calorías que otra niña de su edad de su mismo sexo, talla y peso. ¿Quién sabe cuántas calorías necesita tu hija? Tu hija, nadie más”.
El pediatra Jesús Garrido cree, por su parte, que en España hay dos problemas con las cantidades de comida que se ofrecen. El primero es que las abuelas son de la época de la postguerra, donde el hambre en muchas familias fue una realidad, y es difícil convencerlas de que un niño puede estar sano sin estar gordo. La segunda es que en la cultura mediterránea toda actividad social gira en torno a la comida y nuestra dieta está muy condicionada por la forma en la que compartimos la comida a escala social. “En verano es raro quien no engorde en un país en el que se puede comer y cenar en la calle consumiendo comida como parte del ocio”, señala.

Un niño de nueve meses y un plátano, a la misma escala. ¿Dónde lo va a meter? Foto: ilustración de 'Mi niño no me come', de Carlos González.
¿Qué pasa cuando el niño está en un percentil bajo?
Garrido cree que las tablas de peso, longitud y perímetro craneal son una herramienta útil, pero también peligrosa. “Si no se usan y sobre todo si no se explican adecuadamente son uno de los desencadenantes de problemas con la comida más frecuentes”, señala. “Hay que entender que estas tablas se hacen usando datos sólo de niños sanos. Y que un percentil 3 por ejemplo, que para muchos es un criterio de peso bajo en sí mismo, sólo significa que el 3 por ciento de los niños sanos de esa edad están por debajo de esa cifra”.
El problema está en que se interpreta como una escala de aprobado o suspenso, dice Garrido. “Cuanto más alto está en peso y talla mejor lo interpretan los padres. Y estar por debajo de la media es visto como un suspenso. Cuando los niños que hay por encima y por debajo están igualmente sanos. Si esto no se explica bien, enterarse de que su hijo está por debajo de la media es para muchos razón para forzar al niño a comer más. Cuando el niño estaba sano y no lo necesitaba, al hacer esto aseguramos que aparezcan problemas de relación con la comida”.
¿Cuáles son las consecuencias de utilizar la comida como herramienta para inculcar obediencia?
"Si mezclas mente, estómago y corazón, complicación", resume el pediatra Garrido. “Si no queremos que nuestro hijo use la comida como pieza de cambio y se focalicen en la comida otros problemas, no debemos dar a la alimentación más importancia de la que tiene ni una función diferente”, sostiene. “Los únicos objetivos que deberíamos plantearnos con la comida son que el niño tenga una dieta variada porque se la ofrezcamos; que sea él y sus mecanismos de regulación quienes decidan las cantidades y los horarios mientras no haya un problema claro.
Basulto, por su parte, cree que estos comportamientos se asocian con más riesgos de obesidad, trastornos alimentarios, y obsesiones que nos acompañan a lo largo de la vida. “Si el helado era una recompensa cuando eras pequeño, quizás de mayor, cada vez que tengas un conflicto emocional necesites comer helados”.
“El problema más habitual de un niño pequeño con la comida”, escribe González, “es el intento de los adultos de intentar obligarle a comer. Es un grave problema que produce sufrimiento, angustia, humillación, vómitos e incluso, si se tiene éxito, obesidad. El motivo suele ser la visión distorsionada de los adultos sobre cuál es la cantidad normal de comida que necesita un niño, y la falta de respeto hacia el niño como ser humano”.
¿Qué hacer cuando el niño rechaza la verdura?
Lo primero es retirar los alimentos no saludables. Con un magnum de chocolate, dice Basulto, un niño puede haber cubierto buena parte de las necesidades calóricas del día. “Luego no tiene hambre, y así no va a comer verdura o fruta, mucho menos apetitosas”. Lo segundo es dar ejemplo. Y en tercer lugar, no hacer nada; no felicitar ni castigar, ningún intento de modificar su comportamiento: se sabe, como señalamos antes, que premiar es contraproducente. “Pero tenemos que haber dado los dos primeros pasos. Decirle al niño algo así como ´Qué bueno está este brócoli. Fíjate que cardioprotector y antioxidante´ no es más que una manipulación”, dice Basulto.
Y un recordatorio importante: a los niños españoles no les faltan vitaminas y minerales. Les sobran calorías, grasas y azúcares. No es cuestión de añadir nutrientes, es cuestión de retirar calorías vacías de su alimentación. “Tenemos que tener una relación más normal con la comida”, resume Basulto. “Tan normal como respirar o pestañear”. A nadie se le obliga a eso.

CONSEJOS PARA PADRES Y MADRES

Consejos para padres y madres: ¿Cómo motivar a los niños a estudiar?
Claudia Cusano el 27/01/2015 a las 17:32

Cuando un niño se enfrenta al reto de ir a la escuela, asumir unos aprendizajes, hacer unos exámenes y aprobar, sus resultados van a venir determinados por dos grandes factores: Su capacidad intelectual es decir, su potencial de aprendizaje y su motivación para el estudio. Hoy nos centramos en el segundo factor y os damos 8 pasos para que lo consigáis.
La motivación no aparece por arte de magia: Los 8 pasos para motivar a los niños a estudiar
Paso 1: Ambiente atractivo
Pregúntate:
  • ¿El escritorio de tu hijo está decorado por él?
  • ¿Tiene decoración acorde con sus gustos?
  • ¿Tiene bastante luz y pocos ruidos?
  • ¿Cada día hace los deberes en un sitio fijo?
Es muy importante el ambiente en el que el niño estudia, que se sienta cómodo y que le resulte atractivo sentarse allí. Que sea un lugar fijo. El “rincón de estudio” tiene que ser decorado por el propio niño con ayuda de sus padres.
Los 3 NO
  • NO Deberes en el salón/cocina.
  • NO Televisión/radio/ tablet encendida
  • NO sentarnos a su lado y si lo hacemos que sea con un libro o nuestros deberes.
Paso 2: Ayúdale a fijar metas  
  • Apuntad las metas y las colocáis en un sitio visible. El hecho de apuntarlo nos hace comprometernos.
  • Metas específicas: “Marc subirás la nota de mates el próximo trimestre y para conseguirlo necesitas seguir 3 pasos: Estudiar mates 20 minutos al día, realizar un examen sorpresa que hará mamá o papá una vez a la semana, pedir las dudas necesarias a la profe”
  • Metas reales y que se puedan medir: Si lo que necesitamos es mejorar en mates y sacar buena nota, necesitamos medir si mates va mejor mediante pequeñas pruebas.
  • Este proceso debe efectuarse con la participación activa del niño, preguntándole o dejándolo opinar al respecto para que se sienta partícipe del proyecto y no un mero receptor de órdenes. Evidentemente cuanto más pequeño es el niño o peor es la situación (muchos suspensos, larga historia de fracaso escolar o desinterés, absentismo, etc.) los padres deberán asumir más el papel de toma de decisiones. Aun así recomendamos implicar al niño de una forma u otra.
Paso 3: Organización y elaborar un plan
  • Lo Primero es determinar los horarios que el niño va a dedicar al estudio. Es importante que sea realista para empezar. Es decir, es mejor empezar con un tiempo de estudio que el niño pueda asumir que empezar a marcar tiempos demasiado largos o exigentes, especialmente si no hemos conseguido antes establecer unos hábitos mínimos de estudio. Si vemos que el niño necesita más tiempo para cumplir los objetivos intentemos hacerlo progresivamente. Nunca pasar de media hora a dos horas solo porque tiene examen, el niño no tendrá el hábito.
  • Organizar quién será el que le de apoyo en caso de necesidad, mamá, papá, abuelo, etc.
  • Nunca estar encima de ellos a la hora de estudiar.
  • Qué sea una alarma quien avise al niño de que es la hora de ir a estudiar, si es el padre o madre quien se ocupa de hacerlo hay más probabilidades que acabe en riña.
 Estrategias:
  • Recompensas, si es posible que no sean materiales.
  • Que el niño se comprometa delante de una figura que para él sea importante (madrina, primo, abuela).
  • Si el niño tiene problemas para concentrarse o es un niño muy movido tiene que ir haciendo descansos.
  • Alagar lo que ha hecho bien y no solo focalizar la atención en lo que ha hecho mal.
  • Si el niño ya presenta cierto retraso en los aprendizajes busque ayuda profesional, establezca los apoyos necesarios (refuerzo, maestro particular, etc.).
Paso 4: Tenemos que trasmitir una imagen del colegio atractiva
  • Establecer buena relación con los profesores
  • Alagar a los profesores
  • Actitud positiva hacia el colegio y los deberes
  • Hablar del colegio siempre de manera positiva
  • Contar anécdotas e historias de cuando íbamos al cole
  • Explicarles la suerte que tienen por poder ir al colegio
Paso 5: Estilos de aprendizaje
Es más probable que el niño quiera aprender si usa el estilo de aprendizaje que le parece más natural y que tiene sentido para él. Ayúdele a descubrir cuál es su mejor estilo de aprendizaje y a usarlo eficientemente.
Estudiantes Auditivos
Los estudiantes auditivos tienen más motivación cuando pueden incorporar más actividades en las que tengan que escuchar. Éstas son algunas maneras de motivarlos:
  • Pídele a tu hijo que se grabe a sí mismo leyendo un capítulo en voz alta. Luego, repase la lección escuchando la cinta. O sé tú mismo quien le grabe.
  • Usa versos, rimas, canciones y palabras de asociación (letras o palabras que evocan otras palabras) para recordar datos e información.
  • Le puedes sugerir que les pida a amigos y familiares que le tomen una prueba oral o que escuchen mientras recita las tablas de multiplicar o fórmulas matemáticas.
Estudiantes Visuales
Los estudiantes visuales se sienten más motivados cuando pueden incorporar más actividades visuales al proceso de estudio y aprendizaje.
  • Ayúdale a usar color tanto como sea posible. Tome apuntes en la clase usando diferentes lápices de colores. Escriba las nuevas palabras de vocabulario y los conceptos clave al estilo “arco iris”: escriba cada palabra tres veces, primero en rojo, después en anaranjado y finalmente en azul. Destaque los puntos importantes en tonos llamativos, como por ejemplo rosado brillante. Colores, post-it, carteles y todo lo que necesite para retener la información.
  • Cuando lea un texto, sugiérele que primero vea las tablas, las ilustraciones, fotografías. diagramas y gráficos que aparecen en el capítulo.
  • Ayúaele a hacer una pared de estudio. Cada semana, elabore una ficha que contenga cualquier cosa que debe aprender y se pega en su habitación.
  • Las fichas didácticas son estupendas para los estudiantes visuales.
Estudiantes Quinesiológicos
Los estudiantes quinesiológicos tienen la motivación de aprender cuando pueden incorporar actividades prácticas en el trabajo escolar.
  • Le puedes ayudar a buscar maneras de hacer que el aprendizaje sea práctico. Use un ábaco o tablero contador para aprender a sumar y restar, divida objetos por la mitad, en tercios o cuartos para enseñar fracciones. Aprenda ortografía manipulando bloques de madera con letras.
  • Recomiende a su hijo que interrumpa sus períodos de estudio con actividad física.
Le puedes sugerir  que estudie unos 30 minutos, que luego camine  unos 10 y que después vuelva a sentarse a estudiar.
  • Dale tanto espacio como sea posible para estudiar. Muchos estudiantes quinesiológicos prefieren caminar cuando tienen que memorizar datos. También, les gusta estudiar parados o acostados, no sentados.
  • Ayúdale con la lectura de comprensión pidiéndole que le cuente un pasaje del libro o que se lo represente. Conviértase en su público o represente usted una parte.
Paso 6: Mensajes de ánimo
Son muy importantes los mensajes que reciben los niños a diario por parte de sus padres, a través de nuestros mensajes podemos trasmitir tantas cosas positivas como queramos, por lo contrario si nuestros mensajes son negativos no ayudamos al niño en su desarrollo.
Algunos mensajes y que transmiten:
Cuando me necesites, yo te ayudaré – Amor
Así me gusta, lo has hecho muy bien – Satisfacción
Noto que cada día eres mejor – Ganas de serlo
Creo lo que me dices, sé que lo harás – Confianza
Sabes que quiero para ti lo mejor – Amor
Tú te mereces lo mejor – Satisfacción
Muy bien. Yo sé que lo harás – Soy capaz
No dudo de tu buena intención – Soy bueno
Paso 7: Dar ejemplo
La importancia del ejemplo de los padres, es mucha siempre y cuando se utilice esta herramienta de forma apropiada.
Los niños aprenden de lo que observan, si ven que su padres también tienen su momento para hacer sus deberes por ejemplo de inglés, que también tienen su tiempo para leer o escribir. Ver a sus padres también hacer deberes es una motivación extra para los pequeños de la casa.
Paso 8: Las 5 NO.
1. No hagas sus deberes: Si los deberes los acaban haciendo los padres el niño ni aprende ni adquiere disciplina, en estos casos pedimos sobre todo sentido común, los deberes son para los niños.
2. No compares: No hay dos niños iguales. Comparar entre hijos, amigos, primos solo daña la autoestima de tu hijo.
3. No grites: Gritando solo consigues que el niño aprenda que cuando quiere algo tiene que gritar para conseguirlo.
4. No castigues: Si castigas por no hacer los deberes lo único que consigues es que el niño relacione deberes con algo negativo.
5. No amenaces: Y si lo haces, que se cumpla.

Resumiendo, crear ciertas rutinas y entornos favorables, acompañar y alentar a los niños mientras realizan las tareas y revisarlas junto a ellos cuando han terminado serían las principales premisas para convertir el momento de los deberes en algo agradable.